miércoles, 5 de agosto de 2009

¿QUE ES LA TRADICION DE LA DIOSA?

La Tradición de la Diosa es una forma particular de conexión con lo espiritual que se basa en las tradiciones que tomaban a la Tierra como sagrada provenientes de Europa y el Medio Este.
Quienes practicamos esta tradición nos denominamos Brujas o Hechiceras y nos sentimos identificadas con la línea de mujeres, niños y varones que fueron martirizaos y quemados durante la Inquisión; y con las sanadoras tradicionales y las practicantes de la magia.
Durante los siglos XVI y XVII fue la mayor persecución de Brujas, primero desde la Iglesia Católica y luego también desde la Protestante donde se terminó por atacar la antigua tradición de sanación y magia que aún perduraba de la Religión de La Diosa, donde se entendía al mundo como vivo y animado y a todo lo existente como relacionado, partes inseparables de una misma totalidad.
El resurgimiento de la Tradición de la Diosa como tema de debate y estudio en nuestra cultura occidental surge a mediado del siglo XX desde distintas líneas.
Con el auge del feminismo tanto en Estados Unidos como en Europa, mujeres provenientes de distintos ámbitos comienzan a reclamar por una espiritualidad femenina que no responda a los dogmas del Patriarcado como lo hacen las grandes religiones que perduran en nuestros días.
Pioneras como Z Budapest, Vicki Noble, Starhawk, Fiona Morgan (en Estados Unidos) y Katy Jones (Inglaterra), entre otras tantas, marcaron un camino a partir de la década del 70, animándose a hablar, a escribir y a salir a la calle e hicieron que la Tradición de la Diosa volviera a tener vigencia en nuestra vida moderna hoy. Fueron las impulsoras de las Ceremonias y rituales que celebran hoy los miles de Círculos de Mujeres que se reúnen alrededor del mundo generando una nueva visión y una nueva consciencia sobre el lugar de la mujer.
Desde el ámbito académico Marija Gimbutas, arqueóloga nacida en Lithuania, la última tierra cristianizada en el Oeste Europeo, fue quien realizó excavaciones arqueológicas que dan cuenta de comunidades que se remontan a 30.000 años atrás que adoraban a La Diosa y a la naturaleza. Estas sociedades matrifocales no eran sociedades guerreras, sino sociedades solidarias donde el principio femenino era la base de sus mitos de creación y donde las mujeres tenían un lugar preponderante oficiando de sacerdotisas y sanadoras.
Esta cosmovisión, presente en distintas partes del mundo (principalmente en Europa, pero también en la India, Asia y América) fue siendo desterrada a medida que pueblos belicosos basados en deidades guerreras fueron conquistando estas poblaciones y sus tradiciones fueron siendo distorsionadas a favor de un Dios varón y guerrero.
Sin embargo, por lo bajo y en forma oculta, muchos de los rituales, ceremonias y prácticas de la Tradición de la Diosa siguieron escondidas en los mitos y leyendas y en las prácticas cotidianas de las mujeres de hoy. Inclusive hoy siguen siendo adoradas diferentes Diosas como Kali en la India, Kuan Yin en Japón, Brighit en Irlanda y la Virgen María dentro del Catolicismo, que con sus múltiples atributos y apariciones en distintas partes del mundo responde claramente a la Diosa de los 10.000 nombres como se suele llamar a la Divinidad en esta tradición.
Para la Tradición de la Diosa hay tantas Diosas como mujeres hay en el mundo y cada una de nosotras encarna un atributo de la divinidad. Esta tradición no intenta imponer ninguna superioridad de la mujer por sobre los varones, pero sí reclama por nuestros legítimos derechos y libertades para disponer de nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestra alma a nuestro antojo.
Todos somos sagrados y merecemos el mismo trato, pero cuando hablamos de todos, nos referimos a la totalidad, animales, plantas, montañas, aguas, planetas, estrellas, personas. Es así que la Tradición de la Diosa no se restringe solamente a la celebración de las Lunas o de los ciclos de la naturaleza, estas prácticas implican la posibilidad de vivenciar este espíritu único del cual todos y todo somos parte; sino que la Tradición de la Diosa implica una militancia que intenta cambiar el orden conocido e imperante en nuestra sociedad por uno que se base en los principios de solidaridad, bien común, hermandad, donde las decisiones sean tomadas en pos del bien de todos y no de algunos sectores de nuestra sociedad.
Es por eso que muchas de las mujeres y varones que se encuentran en la Tradición de la Diosa participan y sostienen una posición que implica denunciar todo atropello a los Derechos humanos y ambientales y muchas veces provienen de prácticas feministas, ecológicas, políticas o sociales.
El mundo tal como lo conocíamos hasta ahora se está derrumbando a pedazos. El desastre económico, político y ecológico que afecta a todo el planeta nos muestra que nuestras creencias sobre el poder basado en el sometimiento de la Naturaleza (con todo lo que incluye) y la tecnología y nuestras creencias sobre el dinero como sinónimo de riqueza están llegando al final. Estamos siendo devorados por nosotros mismos. Somos los seres humanos no solo los mayores depredadores del planeta sino también de nuestra propia especie.
Tenemos entonces la imperante necesidad de revisar nuestras creencias y nuestro accionar si es que queremos preservar este planeta para nosotras/os y nuestros hijas/os
Hoy, empezado un nuevo milenio somos muchas las mujeres que estamos en la búsqueda de un camino espiritual por fuera de las religiones conocidas y que contribuya al cambio de la sociedad y no a mantener los estereotipos y las pautas establecidas.
Muchas sentimos la necesidad de sanar nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones y nuestra alma de tanto maltrato recibido y permitido. Sentimos la necesidad de conectar con la Tierra, con el Agua, con el Fuego, con el Aire, con la Luna… recuperar el poder de nuestros sueños y de nuestra intuición. Sabemos que antiguamente las mujeres oficiaban de Sacerdotisa, sanadoras, parteras, curanderas, hechiceras, shamanas y queremos volver a recuperar nuestra sabiduría y nuestro poder, el poder que legítimamente te da el hacer y no el someter.
Durante muchos siglos hemos estado silenciadas y escondidas pero hoy volvemos a sentir la necesidad de juntarnos entre nosotras, de celebrar nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, nuestra menstruación, de honrar a la Naturaleza y buscar juntas/os otras alternativas de vida que contribuyan al bienestar de todas y todos.
El Regreso de la Diosa implica recuperar la dignidad de lo femenino, salir de la dicotomía jerárquica de los géneros para hacer escuchar lo que muchas mujeres tenemos para decir desde nuestros ovarios y nuestro útero. Las mujeres decimos BASTA al sometimiento de otras mujeres, de niños y de varones, basta a las guerras y a sus muertes, basta a al sometimientos de los pueblos, basta al exterminio de las especies y de los bosques, basta a la contaminación de las aguas y del aire, basta a la explotación de la tierra, basta, basta, basta… y proponemos juntarnos, perder el miedo a mirarnos y reconocernos como hermanas y hermanos. Somos conscientes de que si las mujeres cambiamos el mundo también cambia. Que somos nosotras quienes al estar mayoritariamente a cargo del hogar las que educamos a los varones y mujeres de las próximas generaciones, sabemos que somos nosotras las que despacio y desde adentro podemos hacer los grandes cambios.
No estamos solas, somos muchas las que desde distintos lugares buscamos los mismos objetivos… para algunas el camino ya está empezado… para otras el camino recién empieza.
Silvana Musso
Gabriela Perottino

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