jueves, 16 de julio de 2009

INVIERNO...

Recreando desde la nada


Siguiendo en sintonía con los ciclos de la naturaleza, el invierno es el tiempo para conectarnos con el espíritu, con la sabiduría que anida en nuestra alma.
El frío, el viento, la tierra despojada, ese momento en el umbral de la muerte, cuando todo está terminando y todo está por comenzar. Vacío fértil, semilla enterrada en la profundidad de la Madre Tierra, donde todo es puro potencial.
Afuera, en la naturaleza, el ciclo de la vida se cierra y está a punto de comenzar uno nuevo. Adentro podemos escucharnos, para que nuestro espíritu nos muestre el camino.
El invierno nos lleva a meternos para adentro, para soñar con el verdadero sueño del alma, no el sueño del consumo, de la urgencia, de lo superfluo, sino con nuestro verdadero Sueño, ese que vinimos a concretar en la Tierra. Es tiempo de introspección, de desplegar las alas del espíritu en búsqueda de Visiones que nos muestren el
camino a seguir.
Es el tiempo en que la Vieja Sabia camina por la tierra, recogiendo los huesos, para volver a dar vida. Es la que todo lo sabe y a quien podemos recurrir para visiones.
Esta sabiduría se encuentra, al igual que la semilla, dormida en cada una de nosotras y el invierno es el momento propicio para despertarla.
La Vieja Sabia es el arquetipo femenino que encierra la sabiduría, ese conocimiento que debemos rescatar de nuestro interior para que la vida cobre el verdadero sentido y no nos perdamos en los laberintos de la ilusión.
Las mujeres necesitamos recuperar esta figura femenina, necesitamos reconciliarnos con la anciana, la vieja, a punto de la muerte, vista como bruja, mala y sin embargo llena de los mejores tesoros después de haber vivido. Nuestra cultura nos ha llevado a desestimar este arquetipo y a vivir en la ilusión de la eterna juventud, pero la verdadera madurez, el aplomo, y la sabiduría vienen con los años, y cada etapa del ciclo vital tiene su propia riqueza.

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